Un poco más de Quino. Si anteriormente traía a Mafalda, Quino no se queda ahí, y como historietista y humorista gráfico no tiene parangón: la tele nos convierte en borregos (para desgracia de los susodichos). Aún diría más, la tecnología, usada como se usa públicamente, adocena y borreguiza. Y el alegre pastorcillo que goza de la naturaleza, se convierte en uno más del rebaño. Deprimente. No tiene más.