[Crisis Carnívora – La Verónica]
Sentí por ella un desprecio similar al que me inspirase mi primera psicoanalista, a quien tomé de rehén en su propio consultorio hasta que admitió que ninguna de las estupideces que había dicho durante la sesión era una frase bien formada ni una proposición con sentido.
Así se las gasta Pola Oloixarac a través de una de las protagonistas de su primera novela, «Las Teorías Salvajes» (Salamanca, Alpha Decay, 2010). Navegaremos por esta pequeña joya de la erudición y lo estrambótico costeando por diferentes puntos de Argentina a través de una estudiante de filosofía obsesionada erótico-intelectualmente con un viejo profesor de la Facultad; de una joven videoartista, denominada «K», y las curiosas reflexiones sociológicas de su novio «Pabst», en la marabunta artística y juvenil de Buenos Aires; las cartas de la tia de K a un tal Moo (trasunto de Mao), que dan una imagen de la guerra sucia de los 70; o los curiosos manuscritos de un antropólogo y sus teorías sobre el origen de la humanidad del hombre, perdido hace ya tiempo en el África ecuatorial. Para ser la opera prima de Pola Oloixarac (por cierto, también egresada filósofa), aunque ya había publicado antes relatos de ciencia ficción entre otros, es una novela a tener en cuenta. Su estilo no es un estilo canónico, de best-seller de masas. Todo lo contrario. Mezcla distintas narrativas, introduciendo en el texto una mezcla de literatura epistolar, tratados antropológicos, alocadas descripciones poéticas o técnicas, etc., en una vorágine de estilos que no dejará indiferente a cualquiera. Y si piensas que puede ser mareante, una lectura trepidante como esta te quitará cualquier miedo.
Al lector español pueden chocar ciertos giros o expresiones extrañas aquí, pues pertenecen al habla argentina. Pero la inclusión de cientos de universales intelectuales harán las delicias de muchos, evadiendo así ciertas dificultades «dialectales». La historia va saltando entre dos argumentos distintos. Uno, la estudiante de filosofía gerontofílica. Otro, las desviaciones sociales de unos jóvenes bonaerenses. Aparentemente distanciados, el primero más cerebral, el segundo más dinámico, veremos a medida que las historias se van desarrollando cómo se imbrican acción y pensamiento, y como las «teorías salvajes» que guían la historia, surgiran como leyes innatas en todos los hombres. Porque la humanidad no nace de la razón y el pensamiento; la humanidad nace del salvajismo, de ser más animales que los animales. Esta reflexión le surge por su cuenta a un antropólogo belga a principios del s. XX, que decide comprobarlo en el terreno, y a un lector suyo a mediados del mismo siglo entre discapacitados intelectuales. ¿Pero qué lleva a jóvenes del s. XXI a, de una manera misteriosa, mascullar esas mismas ideas? El ambiente es hostil, la ciudad es peligrosa, las relaciones sociales complejas. La crítica post-marxista a la sociedad no resulta algo extraño. Al revés, parecería imposible que no surgiera. Y no será sino la animalidad la que defina los caminos que han de tomar los protagonistas de esta enrevesada teoría hecha novela. Porque no nos engañemos, la novela es la teoría. Es pura teoría antropo-sociológica. Y la forma de explicarla es sin duda la mejor que se hubiera podido pensar.
Personalmente, esta novela me ha enamorado. Estas palabras las escribo después de leerla por segunda ocasión, y no de forma sucesiva. Y me ha pasado una cosa muy curiosa: la primera vez que la leí, fue «demasiado pronto», y la segunda «demasiado tarde». Lo explico. La primera vez que la leí fue poco tiempo después de que saliera. Me encandiló desde el principio. Yo, a la sazón estudiante de filosofía, estaba por aquel entonces en segundo de carrera, y en aquella primera lectura salí encantado. Qué ingenio, qué giros, qué sugestivo. Pero creo que lo olvidé pronto. Hace unos meses me acordé del libro, y no sé por qué, me entró prurito de volver a leerlo. Ahora, después de releerlo, entendí por qué me fue tan fácil olvidarlo (aunque hubo cosas que se me grabaron). Y es que lo leí demasiado pronto. No es un libro para cualquiera (como el Tractatus del Lobo Estepario). Gran cantidad de expresiones, de giros, o de citas, esconden referencias o significados especiales, que si eres un «no iniciado», pues francamente no entiendes. Y eso es lo que me pasó a mi. Aunque estaba en segundo de filosofía, todavía no había adquirido el bagaje necesario para entenderlo. De ahí que fuera «demasiado pronto». Y claro, la segunda vez que lo he leido hace nada de tiempo, pues fue demasiado tarde. ¿Por qué? Pues porque «lo entendía todo», pero en el sentido de que la mayoría ya no me era realmente novedoso, no había un descubrimiento, pues la mayoría de las cosas ya las había pensado yo por mi cuenta de una forma u otra (amén de que ya me había leido la novela, que todo influye). Así, referencias a una versión de Johnny Cash como Ursprung del tema original, me resulta ingeniosa, pero no espectacular. U otras referencias ocultas bajo el texto son interesantes, pero para mi han perdido su brillantez después de estos años de estudio. Hay una que aprecio particularmente. Una de las protagonistas tiene una gata llamada Montaigne, y en un momento en conflicto con una cucaracha dice «la gatita Montaigne, fiel a su espíritu polémico» etc. Esta referencia me sacó una sonrisilla, pero para alguien cuyas nociones del Montaigne real sean «filósofo escéptico francés del s. XVI que escribió los Essais«, posiblemente no entienda esa frase. Por eso digo que no es un libro para cualquiera, lo cual es una pena, porque es muy ingenioso e interesante. Además, es una de esas pocas literaturas actuales que funcionan con una sobre-adjetivación. Normalmente sobran adjetivos por todos lados, pero en este caso parecen hasta necesarios, y están todos muy bien elegidos. También me atrevería a decir de forma ligera que la influencia de Borges es clara, en ese estilo erudito, referencial (aunque sea ficticio), cerebral.
Podría seguir, es más, esta es una novela que da para un interesante análisis. Lo que dice puede (¿debe?) ser tomado en serio más allá del hecho de ser una novela. Las teorías salvajes son otra parte de la humanidad que no hay que olvidar. Recomiendo esta lectura a todo el mundo, y si algo no se entiende, «saber es saber preguntar».
¿Se la recomendarías/prestarías a una no-filósofa?
Me gustaMe gusta
Sí, aunque me acabas de coger justo cuando esta misma tarde se lo he prestado a una amiga. Mal tino tienes, cumpleañera.
Me gustaMe gusta
Me puedo esperar. Cosas por leer no me faltan.
Me gustaMe gusta