Cioran: El filósofo es el peor de los hombres.

[Bach – Concierto Nº1 en Re menor BWV 1052, 1er movimiento]

Yo no creo sino en Bach.

Ya hable hace mucho de Cioran, con motivo del centenario de su nacimiento, si mal no recuerdo [helo aquí], y ahora lo he recuperado como un amante que retorna tímido a la cama de su querida, pero después gusta de revolver las sábanas como el que más. Si bien nunca lo dejé muy lejos, he tenido en estos ultimos años (¡dos años!) otras muchas filias filosóficas y literarias que de una u otra forma me han acercado de nuevo a este monstruo del pensamiento. Y fue con motivo de una actividad llevada por alumnos en la Facultad de Filosofía de la US, llamado El Convivio, donde exponemos investigaciones personales, textos de autores poco tratados normalmente, etc., para la que me animé a llevar a E. M. Cioran, un autor que, por lo general, no se estudia en las facultades de filosofía o, simplemente, no es considerado filósofo. Es un literato, o un lírico, pero no un filósofo. Cosa que, por otro lado, al bueno de Cioran le hubiera encantado: despreciaba la filosofía, por lo menos como ejercicio académico. La consideraba cobarde, débil, y poco de fiar. Un cúmulo de ilusiones al mismo nivel que las que proporciona la religión o la ciencia (en general, cualquier conocimiento que pretenda mantenernos seguros). Y precisamente de esto trató mi exposición, de cómo el pensamiento es el infierno del hombre, su signo de decadencia, el «pensamiento autófago», pero que no podemos renunciar a él, pues es una de las contradicciones naturales que precisamente nos hacen ser hombres. El problema realmente para Cioran no son las contradicciones, que las acepta porque no le queda otra. Lo que le da ganas de apretar cuellos es que haya quien sí intente salvar estas contradicciones, quien no acepte la naturaleza tempestuosa del hombre, quien quiere salvarse.

Comencemos por lo esencial, que es caracterizar (a su manera) al hombre. El hombre es un bicho extraño. Es un animal que ha dejado de saber ser animal, por la causa que sea. No es que sea radicalmente distinto de un animal, simplemente tiene algo que le hacce súmamente peculiar, que es conocerse. No quiero aludir directamente a la palabra «pensamiento» pues esta se despliega en una dimensión que es difícil de redefinir, porque para Cioran, el pensamiento responde a un espectro de la vida humana ligeramente distinto o más amplio del que solemos concebir. Bueno, pues es la capacidad de conocerse, y de acumular experiencias como algo separado del sujeto (es decir, recuerdos, los cuales están distanciados de nuestra facticidad), y su manipulación (en su definición más general), lo que particulariza al hombre, y lo que le puede llevar al infierno, pues el pensamiento entra en contradicción con la armonía natural, la unidad del Ser. Si el conocimiento va acompañado de la vida, en el sentido de que nuestras acciones vayan acompañadas de pensamiento y los pensamientos de acciones, es decir, practiquemos el sentido común, la contradicción se encuentra atenuada; pero si el hombre se inclina obsesivamente sobre el pensamiento (como suele hacer), acrecentará la contradicción, lo que le aleja de la vida, y le hará complice de la muerte (a Cioran no le importa que se incline hacia la acción, pues asi seríamos animales, lo cual, después de todo, no es malo, porque eliminaría la contradicción). Para Cioran, las épocas de mayor decadencia han sido precisamente las que más se han inclinado hacia esta obsesión por el pensamiento y, sobre todo, del pensamiento sobre el pensamiento. Es decir, épocas en las que no sólo se «pensaba sobre cosas», sino que además se «pensaba sobre el pensar», lo cual es para Cioran una traición completa a la vida.

Y en la cúspide de esta escalera de decadencia, se encuentra el filósofo portando un estandarte de harapos. El filósofo es el peor de los hombres no porque sea un hombre malo, no porque se comporte de una manera dañina para una sociedad, o para con otras personas. El filósofo es el peor de los hombres porque es el menos sabe ser hombre, es el que ha destruido el equilibro de la contradicción entre pensamiento y vida, directamente ha destruido la balanza. Ya no le interesa la vida, tan sólo pensar sobre la vida. Y con esta actitud, el filósofo lo que consigue es atentar contra esa armonía primordial y contra la supervivencia del hombre en el mundo, es un traidor a su naturaleza. La creación de sistemas, de metafísicas que expliquen el cosmos, la creación de la Idea, del Espíritu Absoluto, no son más que falsedades que alejan al hombre de la realidad, y lo condenan. Todo sistema, que aleje al hombre de la crueldad de la realidad, es una utopía. Los filósofos son esos seres miserables que engañan prometiendo la seguridad y la salvación, son profetas de la muerte, pues en sus teorías no hay otra cosa.

Cioran resulta bastante tajante en sus declaraciones. Esto es curioso, sobre todo cuando él mismo está haciendo la misma labor que esos filósofos que tanto le espantan. Él se salvaría diciendo «bueno, simplemente participo de las contradicciones del hombre; lo que me diferencia de los filósofos es que yo soy honesto». Cioran escribe mordazmente, se lanza al cuello de todo aquello que parezca un engaño, una utopía, un pensmaiento demasiado alto para ser verdadero. Sí, el escribe, y en realidad no se diferencia demasiado de aquellos que critica, aunque se salve aludiendo a la contradicción y diciendo «pero bueno, el hombre, para ser hombre, no puede no pensar». Es su crudeza, su cinismo descarnado, su rabia desatada, su lirismo, todo lo que admiro de este hombre. Si se le lee con la agudeza necesaria, se saca mucho más que la rebeldía metafísica de un autor pesimista. Si sólo se lee por la rabia que desprende, se perderá bastante. Hay que profundizar en su tristeza, en su lirismo, y su alegría, con la sinceridad con la que habla, no puede hacer mirar al mundo de manera muy distinta. Han pasado dos años, y al volver a leer a Cioran, no veo a un filósofo, pero tampoco a un poeta o a un literato. Veo algo distinto, y me he acercado a él de forma distinta. Tal vez simplemente sea honestidad para enfrentarme a la realidad.

2 pensamientos en “Cioran: El filósofo es el peor de los hombres.

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