Kubin: El Surrealismo nace en el Este

[Chopin – Nocturno op. 9, N12]

El Gran Salto

El Gran Salto

«El sueño es como un cuadro, pero hay que cuidarse de desmembrarlo de acuerdo a un sistema moral o psicológico para encontrarle una interpretación: es preferible permitirle al espectador que subsista en su genuina pureza simbólica porque la visión visible y creadora es más fuerte y fecunda que su prolijo análisis.»

Al igual que ya hiciera con Otto Dix, hoy quiero hacer una pequeña monografía de uno de esos artistas poco reconocidos pero de los más influyentes de la historia del arte. Hoy hablaré de Alfred Kubin. Austríaco, se le considera expresionista; yo lo incluyo más bien dentro de un simbolismo decadente anclado en terrores oníricos, que poco después da lugar al surrealismo. Es más, tal vez podemos hablar de un proto-surrealismo, donde confluyen las obras de De Chirico y de Kubin. Tal vez sean estos los dos pilares del surrealismo que tiene su carta de ciudadanía en 1924. En la obra de Alfred Kubin las impresiones y las experiencias personales, como la muerte de su madre o los asesinatos de los que fue testigo, serán fundamentales así como las observaciones de la naturaleza o los elementos oníricos procedentes de los cuentos de hadas o de sus propios sueños, elemento este último con un fuerte carácter simbólico y del cual opinaba que no necesitaba análisis psicológico. Un mundo plagado de imágenes que se mueven de lo erótico a lo tenebroso pasando por lo fantástico e incluso tenebroso, unos sueños que mas bien parecen pesadillas.

Nació el 10 de abril de 1877 en Leitmeritz, Bohemia, en el seno de una familia de militares. Pasó su infancia y los días de estudiante en Salzburgo, donde asistió a la escuela de artes y oficios. Después de que fue entrenado durante cuatro años por el fotógrafo de la cerveza en Klagenfurt. En 1896 trató de suicidarse ante la tumba de su madre, de cuya muerte prematura no pudo recuperarse. A pesar de su depresión, decidió terminar su aprendizaje. Siguiendo la tradición familiar ingresó en la carrera militar, pero su estancia en el ejército fue breve debido a una serie de frecuentes crisis nerviosas, resultado quizás de una dura infancia.

Su formación artística se inicia en 1898 cuando instalado en Munich ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Schmidt-Reutte, y más tarde en la Academia de Bellas Artes, donde encaminó sus intereses creativos hacia el grabado, una técnica que siempre había considerado necesaria, fruto de su admiración por las litografías de Odilon Redon, artista al que conoció y visitó en París. Kubin entró en un éxtasis de la creatividad y en 1904 varios cientos de hojas de su famoso ‘Frühwerk «primer trabajo entró en existencia. En febrero de 1904 se reunió con Hedwig Grundler, la hermana del autor Oscar AH Schmitz, quien se casó el mismo año. En 1909 se convirtió en miembro de la «Neue Künstlervereinigung Manchen”, que dejó en 1911 tras la demanda de Kandinsky y Gabriele Münter para unirse a la recién fundada» Blaue Reiter «y exhibir sus obras junto con sus amigos, Paul Klee y Marc Franz. Siendo influenciado por Goya, Redon, Ensor y Klinger, creó miles de dibujos a pluma y tinta, las carteras de muchos – entre ellos el famoso “Totentanz” (Danza de la muerte) a partir de 1925 – y las ilustraciones de más de 70 libros de autores como Dostojewski, ETA Hoffmann, Poe, Nerval y Strindberg. Su obra literaria El otro lado (1909) influyó a Kafka a la hora de escribir El castillo (póst. 1922), con el que manteníe una gran amistad.

Vivió una existencia de retiro y sufrimiento y fue considerado el gran inspirador del cine expresionista de Murnau. Su vida, marcada por la desolación y la profunda tristeza, fue compleja y pasó gran parte de ella retirado en un destartalado castillo del siglo XII. Todos los miedos del ser humano quedan expresados aquí, en sus dibujos, antes de que Freud los convirtiera en algo patológico. No es poco. es considerado el padre del dibujo psicológico.  A comienzos de 1900, justo después de Freud publicase La interpretación de los sueños, Kubin estaba produciendo cientos de dibujos exploratorios de los abismos del inconsciente, aunque, al contrario que Freud, el artista no deseaba ahondar en el sentido, sino en los símbolos. Es muy difícil escoger entre todas las sugerentes imágenes que tiene. Esta pequeña muestra no hace justicia al imaginario de Kubin, por ello, dejo un enlace para desargar más imágenes de este genio checo.

[Obras de Kubin]

La Creación de la Mujer

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