Patriotismo y otras subnormalidades

[Ska-P – A la mierda]

Tal vez llegue un poco tarde, pues hoy es la final de la Eurocopa y tras ello, pase lo que pase, aunque las muestras de patriotismo exaltado continuarán una temporada, su mayor expresión termina hoy. La razón de coger este tema con tanto retraso es deliberada: como el común de las personas lúcidas y racionales, este es un tema me que toca los huevos a dos manos como a cualquiera, sobre todo en el contexto actual donde resulta tremendamente contradictorio la efusividad chovinista  con el fútbol como eje y el desprecio nacional por la política española. Pero mi especial sensibilidad irónica tendente al cinismo me obliga a considerar de estúpidos la generalizada «protesta virtual» basada en compartir imágenes escasamente polémicas que pretenden «mostrar» la realidad, las contradicciones, las injusticias, que mientras X apoya a la Selección Española, hace que Y pierda su trabajo. Como decía Monteys en una tira sobre «lo que queda de la lucha obrera«: ¿Pueden quemarse bancos por twitter? Obviamente, yo participo de la misma farsa, pero no me importa, mi forma de tratar estos asuntos, como creo que muestro, es bien distinta. También fue este video de Gominuke [Uno para todos], con el que estoy totalmente de acuerdo, el que me llevó a, tal vez de una manera prepotente, aclara lo que está diciendo.

Uno de los muchos titulares de las últimas semanas.

La historia de mi reflexión comienza hace algunas semanas, cuando comenzara la Eurocopa 2012 aproximadamente, en una conversación la mar de curiosa. La mayoría supone que hay dos posturas: los que ven todo este tinglado como circo para las masas, los detractores; y estos ven a los que apoyan el circo como descerebrados e inconscientes, insensibles con los problemas que les rodean y que afectan a todos los españoles, en este caso. Bueno, pues es curioso como lo más común es que uno se encuentre con personas sensibilizadas con los problemas políticos pero que simplemente les gusta el fútbol, y apoyan a la selección que representa a su país. Aquí es donde comienzan las hostilidades. En la conversación que cito, y en la que, por cierto, no hubo réplica (ni positiva ni negativa) por mi parte, se dijo básicamente:

«A ver si la selección nos da una alegría con la que está cayendo.»

Y uno se queda con cara de poker porque no cree que el hecho de que la selección española de fútbol gane una competición, sea cual sea, suponga una «alegría» verdadera y cambie substancialmente la situación político-económica de España. Al revés, puede suponer un déficit importante a las arcas del Estado pues si la Selección ganara la Eurocopa, cada jugador percibiría un plus de no sé cuántos millones que iría a parar Dios sabe donde. Seguro que a la Sanidad y la Educación poco. Y si ya añades a tus argumentos en contra de aquellos que apoyan a la Selección el tema de que no es más que espectáculo para atontar a las masas, para distraerlas de los temas decisivos y demás, te tacharán sin despeinarse en un momento de anti-patriota, de anti-español (en este caso particular), y en los casos más surrealistas, de independentista, o de comunista (un insulto que vuelve a estar de moda, un bonito revival de los años 50).

Pero, ¿alguien sabe qué demonios es el patriotismo? ¿Alguien sabe qué cojones está defendiendo o a lo que se enfrenta? Apostaría mi mano izquierda a que ni un 20% de los encuestados sabría responder más que con vagas referencias a los símbolos y al lugar de nacimiento. Y claro, ahora están los ánimos exaltados, radicalizados, a un lado y al otro de la habitación de la discusión sobre la identidad, no tanto «nacional» como personal. En época de crisis las emociones se subliman, y, por supuesto, es no es bueno cuando afecta a más de dos personas. Vayamos pues, al origen del asunto.

Forges. Certero como un francotirador.

El «patriotismo» como corriente de pensamiento fuerte nace a finales del s. XVIII, aunque su mayor potencia la adquiere a lo largo del s. XIX. Surge a consecuencia de la formación del Estado-Nación actual a manos de los burgueses. El Estado moderno comienza su andadura con el término de la Reconquista española y la unificación de gran parte de la Península Ibérica (la que tenía más o menos una misma lengua por poner una señal) por los Reyes Católicos, así como la reforma del estado que llevaron a cabo. Sin embargo, fue con al principio con la Revolución Gloriosa británica primero, y con la Independencia Americana (todas ellas) y la Revolución Francesa donde se dio un verdadero empuje a una forma de ver el Estado distinto, porque ya no sólo era un territorio gobernado por un señor absoluto, sino que era la voluntad de una comunidad con unas aspiraciones comunes las que formaban la soberanía sobre un territorio. Estos son los nacionalismos del s. XIX. Independencia de Grecia, unificaciones italiana y alemana, indepedencia de Polonia, etc., así como otros movimientos menores de importancia, como el surgimiento de los nacionalismos regionales en España. ¿Qué significa en este contexto el «patriotismo»? Como todo «-ismo», toma la parte por el todo, es decir, la Patria es lo más importante y lo que estructura todo el cosmos. La Patria lo representa todo, y ese todo se ve representado por aquellos que han combatido juntos, por quienes comparten una misma historia, una misma lengua, o sin ser tan románticos, por aquello que se considera perteneciente a un pueblo por algún tipo de derecho. La expresiones más radicales de este espíritu tal vez sean el «destino manifiesto» estadounidense, o el espacio vital alemán del Tercer Reich. Un concepto íntimamente unido a todo esto es el llamado Volkgeist, el espíritu del pueblo, es decir, todo lo que hace a un alemán ser alemán; a un español ser español, etc. Hay mucha literatura castellana de finales del s.XIX y principios del s.XX que tratan este problema de la «españolidad», muchos muy curiosos.

Esta postura tiene sentido cuando se deshacen los imperios a la antigua usanza, cambian los métodos económicos, y las distintas comunidaddes buscan maneras de apoyarse unas a otras y seguir progresando. Al fondo maneja esto, aunque la espiritualidad del destino de un pueblo sea la cara visible. Actualmente el patriotismo ya no es un mecanismo de supervivencia. Al perder su función socio-política (que fue muy importante), se ha convertido en una máscara de falso pragmatismo en algunas ocasiones, y en escudo y lanza de demagogia y populismo en la mayoría. Más que nada porque a fin de cuentas, no tiene sentido hablar de patriotismo más allá del sentimiento íntimo de apego que se tiene a una historia personal de maduración. A fin de cuentas, todos somos patriotas, pero de una manera muy distinta y sin darle el contenido de esa definición decimonónica, anacrónica, desfasada. Muchos pensarán que estoy diciendo una burrada, pero creo sinceramente que hay más a dónde mirar. Veamos.

Si alguien me dice que soy un anti-patriota y un anti-español por no apoyar a la Selección, yo le respondo diciendo que ese es un símbolo que no representa mi origen. Es decir, la selección española no determina mi carácter, no ha marcado mi crecimiento ni mi aprendizaje. A otras personas tal vez sí, puede que a los propios jugadores de la Selección, que se sienten defender una idea, del mismo modo que lo hace un militar. Patria es aquello que me define, que marca mi forma de ser, de expresarme, de enfrentarme a la realidad. Es decir, mi medio de expresión principal, por ejemplo, es el castellano, y mi relación con el mundo, conceptual y físicamente ha sido con esta lengua desde que tengo memoria, más que nada porque mi memoria se estructura a partir de conceptos lingüísticos en castellano. Por lo tanto, esa lengua es mi patria. Esto no quiere decir que pueda tomar como segunda patria otra lengua, como el inglés o el alemán, y me dedique a pensar en ellos. O que abjure del castellano. Yo me he criado en la cultura «española», en el sentido de la cultura que me ha transportado mi lengua, la tradición y el comportamiento que he aprendido de mis semejantes. Si se dice de los españoles que todos son unos delincuentes, bueno, yo no he aprendido eso de mis semejantes, así que o no soy español, o los españoles no son delincuentes, o el «ser español» es algo completamente distinto a esto (resurge el concepto decimonónico de patria). Digamos que el fútbol y la Selección es un elemento cultural heredado, que forma parte de la tradición. Como ya he dicho, no es un elemento que marque mi carácter, así como tampoco puede serlo la tauromaquia. Así con muchos otros símbolos.

Ahora bien, en otras ocasiones se asimila la Patria a una espacio geográfico definido por unas lineas imaginarias que separan una «realidad nacional» de otra. En tal caso, yo puedo afirmar que soy español; pero también puedo afirmar que soy extremeño, pues entre sus lineas geográficas imaginarias definitorias he crecido; o sevillano, pues mi vida en Sevilla ha marcado mi forma de ser y pensar; o afirmo que soy europeo, pues soy deudor de una historia y de un pensamiento, de un sentimiento común. Si me vuelvo muy loco afirmo también que soy rifeño y judío a partes iguales, pues ellos también han dejado su impronta en aquello que soy. A pesar de que no soy creyente, el cristianismo constituye una parte importante de mi. Y, ¿qué demonios? Soy cosmopolita, pues allí donde me he criado no es una burbuja que no tenga relación con el resto del planeta, de sus culturas y sus gentes. Puedo decir que soy azteca y maya, pues, aunque masacramos a estas culturas, mucho de ellas ha quedado en nosotros, y en nuestra forma de ver el mundo. O, siendo todavía más abstracto, que soy mediterraneo, con todo lo que ello conlleva. ¿Qué era eso del espacio geográfico?

Imagen chovinista, pero que tiene su gracia.

Obviamente esto es algo que no se elige. Pero tampoco es algo que venga definido en una persona de antemano. Es algo que se construye. La personalidad no es algo que aparezca a voluntad: por supuesto, nosotros definimos nuestro camino, pero también estamos sometidos a fuerzas de las que no somos plenamente conscientes que nos construyen. Quiero poner un ejemplo extremo para mostra esto. Pensemos en una familia china que ha venido a España a hacer negocio, como muchas otras. Pensemos en un niño que nace en el territorio nacional español, y ya por ello, es español. Pensemos que este muchacho estudia en un colegio español, en un instituto español, en una universidad española. Suponemos que hablará perfectamente el castellano. Pero aparte, se ha criado con su familia china, ha aprendido chino, y ha seguido con las tradiciones de su familia. Su carácter está construido con una eclécsis de cultura española y cultura china, por ejemplo. Ahora bien, este muchacho es español por tener una partida de nacimiento, un DNI, o lo que sea, del Reino de España; o es en realidad un chino aculturizado. Hay quien dirá que no es de ningún lado, o que es de ambos. Da igual, todo ello es absurdo, pues la Patria como todavía se sigue pensando que significa no tiene sentido ya. Como he dicho es un concepto decimonónico que está desfasado.

La Patria es aquello que te hace ser quien eres, y esto puede ser un país, una lengua o una novia; los amigos con los que has crecido, el mundo en el que vives; tus sentimientos hacia otras personas. Es más, no tiene sentido decir que  la Patria «es esto» que digo. «Patria» en sí misma es una palabra desfasada. Por ello me importa un comino que me digan que no soy un patriota por no apoyar a la Selección. ¿Soy español? Sí, entre otras cosas, y lo que me importa de serlo son muchos asuntos que no tienen que ver con el fútbol. ¿La actual crisis en España, y los chanchulleos de los políticos? Sí, bueno, en cierta medida me importan. Pero hay más cosas. Y preguntarse si se está orgulloso de ser español por tener ocho premios Nobel frente a los 54 franceses (como en la imagen que pongo a continuación) es no conocer el pensamiento y la literatura o la ciencia española. ¿Acaso los premios Nobel definen la excelencia por antonomasia? ¿Acaso no hubo escritores y científicos en España antes de la creación de los premios Nobel? ¿A nadie se le ha ocurrido hacer el movimiento «patriota» y demagógico y comparar España con Kenia, por ejemplo, y hacer la misma pregunta? ¿Y acaso no es igualmente demagógico, por la otra parte, usar este tipo de comparaciones (basadas en la Patria) como argumento? Es estúpido hablar de patria con el chovinismo que se habla, por lo menos a día de hoy. Haría falta que la gente pensara más, para que supiera cómo es en realidad el mundo.

Imagen que me toca los cojones a dos manos.

Y quería hablar brevemente de la pequeña polémica que ha habido hoy en Twitter con Dani Rovira, sobre un «desafortunado» comentario que ha hecho en referencia a los incendios de Valencia y el hecho de que Rajoy se vaya a Kiev a ver el partido, así como de las reacciones que ha habido. Pero me he extendido demasiado, así que lo dejo para un próximo post, en el que quiero hablar de las «polémicas» de Twitter y las «cagadas» mediáticas. Espero haber sido claro y didáctico en un tema que tendría mucho más que decir. Os dejo para terminar con una viñeta de la siempre magnífica Mafalda, que habla con mucho sentido del patriotismo.

Bravo por Mafalda.

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