Hurt

Llevo como cosa de una semana dándole vueltas a la canción de NIN «Hurt», pero no su original, sino la versión de Johnny Cash, el que fuera su último gran éxito antes de morir. Parece que esta canción adquiere otro significado cuando la canta un Johnny Cash mayor, apenas ya sin fuerzas, después de toda una vida luchando, enfrentándose a una miríada de problemas con su familia, con la música, consigo mismo. Aparece un Johnny Cash derrotado, pero todavía en pie. Creo que lo mejor es ver el videoclip y ahora paso a mis reflexiones.

Desde hace una temporada, y en parte en consonancia con mis estudios sobre Wittgenstein que estoy llevando últimamente (y espero culminen en un artículo), hay dos cosas sobre las que estoy reflexionando mucho, pero que a fin de cuentas parten de la misma idea. Lo primero es  la reflexión de los recuerdos, de lo vivido; y también las consideraciones sobre la subtantividad de la palabra y del silencio. Ataco con esto al Tiempo, aunque no sea directamente. A fin de cuentas, lo que me atormenta es lo inmutable y lo cambiante en la existencia particular. Cuando recordamos, vemos posiblemente un pasado que o anhelamos recuperar o que no reconocemos. Cuando pensamos en lo que decimos, o en lo que hemos dicho, su significado, podemos soltar una perorata justificativa, o guardar silencio, porque a veces el silencio es más elocuente que la palabra. Cuando hemos estado a solas con una pareja, se llegaba a un punto en la que el silencio de unos ojos que se miran hablaba con una dulzura pasmosa. Pero eso con el paso del tiempo muta su significado. Nada es lo mismo que cuando fue, y sin embargo, siempre queda algo de la mirada. O no es la mirada, es otra cosa. Y la cosa no es que estos sean unos problemas recurrentes al pensamiento. Lo interesante es cómo afectan a una vida, cómo se imbrican en el desarrollo de la experiencia, reconocer realmente ese problema en la vida. No es tan importante reflexionar sobre el silencio como sentir su profundidad en la soledad, junto a alguien amado, o en mitad del mayor bullicio de una estación de tren.

Por ello, pensemos ahora en un Johnny Cash ficticio que cante esta canción (ficticio porque no quiero pontificar sobre una persona real). Toda una vida de éxitos (con sus más y su menos personales) al final del todo se queda en nada, porque, poniéndonos nihilistas, una vida, al final, no vale nada. Lo único que tenemos es a nostros mismos (nuestro dolor). Podemos recordar toda la vida, podemos tener en nuestras manos los anaqueles con la crónica de toda nuestra vida al detalle, pero no será más que un «impero de basura». No es necesario hacerse los mártires,  es algo real. Pese a todo lo perdido, pese al boato añejo y a la vetusta gloria, queda algo. ¿De qué valen los recuerdos? Recordar parece estúpido frente al vivir (o revivir, según cómo tratemos al pasado). Entonces, la mierda vale lo que vale la mierda, pero digamos que es nuestra, y si tuviéramos que volver a vivir, hay que desear volver a vivir la vida que hemos tenido, porque es la mejor que podemos imaginar. Es lo que hemos tenido. Estamos acabados, pero seguimos aquí. Si tuviéramos que volver a empezar, terminaríamos por volver a encontrar nuestro camino. Es inevitable.

Creo en algo parecido a la ciclicidad del tiempo. No puedo predicar en algo como la inmortalidad en la repetición de la vida, pero sí que veo que ciertos esquemas se repiten. Y no me arrepiento de nada de lo pasado, pese a todas las putadas que me hayan hecho o haya sufrido, puedo decir que estoy contento con mi vida. Es cierto que algunos detalles no me importaría darles otro color, pero son minucias. También es pronto para decidir si me gusta mi vida. Lo que llevo, está bien. Y sé que volveré continuamente a estos pensamientos, como sé que siempre tendré ganas de vovler a Irlanda por más que vaya, o sé que hasta que no termine todo, no voy a saber decir lo que nunca dejo de sentir. Pero todavía queda una vida po vivir. Me heriré continuamente, pero el camino andado estará ahí, las cicatrices sanan, pero ahí siguen.

Cierto es que este es un post con poco contenido, pero quería decir algo que girara alrededor de esta canción, aunque esta se basta y se sobra. La elocuencia en unos gestos, en la mirada de Johnny Cash, que, aun derrota, sigue estando ahí.

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