Microrrelatos

Este es un regalito que me hago. Cansado de escritos extensos y pesados, me doy el placer de divertirme con unos microrrelatos. Os presento una pequeña muestra de ellos.

Bárbaros

– Bar bar bar bar. ¡Bar bar bar! Bar bar, bar bar bar bar,…

Por más que hablara, Eumeo no comprendía a ese hombre.

– ¿Bar bar bar bár?

Parecía que quería decir algo, o por lo menos eso dejaba entender su expresión, sus gestos y la tonalidad con la que profería aquellos sonidos.

– Bar bar, ¿bar bar bar? ¡Bár!

Todo le sonaba igual, como gruñidos de un animal, que se camuflaba en el mundo bajo apariencia humana.

– Baaaaaaar… Bar bar bar, bar bar bar bar.

Imposible comunicarse. Con razón los griegos llamaban a eso seres „Bárbaros”.

Conversación de Tarde

Me senté enfrente de él, y me miraba. Estaba quieto, frío, impertérrito. Atardecía. Le hablé durante mucho tiempo, le recordé otros tiempo, conté batallitas. Él me escuchaba, sin inmutarse, sin cambiar el semblante. Parecía que no le importara. Siempre había sido así, algo seco. Pero yo sabía que estaba disfrutando la conversación. Y sabía que me agradecía que le acompañara, aunque no lo mostrara exteriormente. Así que seguí hablando…

Habían pasado varias horas cuando terminé de hablar. Me levanté del suelo, y dejando una flor, me despedí de la tumba de mi abuelo.

Hoy parece que me entiendes… (Mi favorito)

– Hoy parece que me entiendes.

– No sé… estaré leyendo en tu alma sin darme cuenta.

– Me gusta que me leas el alma. Me haces la vida más fácil.

Un pensamiento en “Microrrelatos

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