[Este es un comentario que debía a un amigo que hace en su blog una crítica al patriarcado, muy interesante. Como la crítica la hace él, aquí me ceñiré a un ejercicio de hermenéutica histórica que ayude a comprender el porqué de la crítica –desde mi punto de vista.]
Antes de nada, tenemos que situar tres momentos en la Historia de la Humanidad a modo de eje que ayude a comprender la aparición, desarrollo y declive del patriarcado. Estos tres momentos son el Paleolítico, la Revolución Neolítica (Childe) y su proyección temporal, y el s. XX, como encrucijada. Aunque sea una forma de análisis con la que no simpatizo demasiado, esta división atiende exclusivamente al modo de producción, que es lo que define cada momento y la aparición del patriarcado. En cierto sentido puramente biológico, la aparición de este resulta normal, como veremos a continuación, pero la crítica posterior y su declive «necesario» a día de hoy es algo que supera en cierto modo la biología humana. (Otros términos que se deberían analizar son los de «matri/patri-localidad» y «matri/patri-linealidad», pero resultaría demasiada extensión para un escrito de estas características. Para más profundidad, consultar «Introducción a la Antropología General», de Marvin Harris).
Lo principal que hay que señalar entre los distintos momentos que he señalado es lo que se llama el «bien raíz». El bien raíz se refiere al elemento principal que constituye una sociedad, digamos, el centro estructural que define las relaciones sociales, culturales, económicas, políticas, etc. (O sea, infraestructura/superestructura en el lenguaje del materialismo cultural). Para empezar, el Paleolítico. No voy a explicar en qué consiste para el hombre el Paleolítico, simplemente, en lineas generales, lo que se suele decir: el hombre un nómada cazador-recolector, sin entrar en más relaciones. ¿Cuál puede ser el bien raíz de una sociedad así? Pues la mujer, que resulta el «bien» (y no entenderlo como instrumentalizado) principal y más importante para el hombre paleolítico. Esto se debe a que las condiciones de vida eran precarias, y un grupo pequeño de humanos tenía menos probabilidades de sobreivir que uno con más miembros. Era la mujer la que proveía de miembros al grupo, la fertilidad, la fuente demográfica. Además, se cree que era la que administraba los víveres, y el hombre quedaba como mero productor: un grupo sin mujeres era un grupo extinto. De ahí que entre los principales elementos artísticos que nos llegan del Paleolítico se encuentren las «Venus», que son símbolos de fertilidad y de bonanza. Y la mujer era el estandarte de dicha bonanza, ya que traían «productores» al mundo. Aunque es distinto (muy distinto, no quiero malinterpretaciones) sería bueno ojear la explicación de Marvin Harris tanto emic como etic del porqué de las vacas sagradas en la India, en cierto modo tiene bastante que ver con esto.
Pero con la Revolución Neolítica esto se da la vuelta. El Hombre se vuelve sedentario y agricultor. La fuente de la fertilidad se traslada de la mujer a la tierra, porque lo importante es que la tierra sea fértil y produzca mucho para poder alimentar a la población. La tierra pasa a ser el bien raíz. El sedentarismo, al mismo tiempo produce otras transformaciones: en primer lugar, ya no hace falta un cuidado específico de la mujer (pensemos en la fértil, la embarazada, la productora de productores), ya que hay una casa fija donde se mantiene. Además, debe (cuidado con ese debe) cuidar de los hijos, y no es útil para trabajar la tierra cuando tiene que hacer eso o está embarazada. Como herramienta productiva la mujer se ve devaluada. Además, la demografía y el aumento de la población ya no depende de la mujer (exclusivamente); ahora que hay una fuente de comida fija y abundante, como decía antes, no requiere de un cuidado específico de la mujer: hay alimentos de sobra tanto para ella como para los hijos. Con lo cual, termina siendo sobre el hombre sobre el que recae toda la importancia de la producción y del control de lo producido, y aparece el patriarcado. (Como dato curioso decir que cuando un hombre envejece se vuelve un sabio, ya que pese a que no puede seguir trabajando, no pierde su condición de hombre; al igual con la mujer, ya que su trabajo «no envejece tanto», y sigue manteniendo su estatus de mujer, por lo tanto, sigue trabajando como mujer en lugar de convertirse un una anciana venerable como podía ser antes).
Por supuesto esto es simplificar mucho el proceso. Habría que tener en cuenta muchos más factores. Pero nos quedamos con eso. El factor que determina el declive de la tierra como bien raíz aparece muy pronto temporalemte. Me refiero al dinero. Pese a ello, no será hasta el s. XX cuando esto cambie, porque hasta entonces, y teniendo en cuenta los avances técnicos, la agricultura y la producción en general sigue siendo precaria y encadenada a cambios climáticos y políticos, entre otros. En un mundo en guerra el dinero no hace nada frente al hambre. Es a partir del s. XVIII cuando la importancia del dinero se dispara, con el capitalismo. Y será con la aparición del capitalismo financiero cuando definitivamente la tierra sea desplazada como bien raíz por el dinero. Claro que tienen que ver muchos factores internos y externos al sistema para esta transformación, pero nombrar eso requeriría de un trabajo bastante más extenso y documentado. El caso es que durante el s. XX, la fuerza de trabajo ya no es lo primordial en la producción, y aún así, durante el s. XIX con el capitalismo industrial y las dos guerras mundiales igualaron bastante en el trabajo a hombres y mujeres. Y en Occidente, en el «Primer Mundo», el trabajo se centra mayoritariamente a día de hoy en el sector servicios. Con lo que todos los supuesto dados a partir de la Revolución Neolítica se ven superados, situándonos en un momento Post-Neolítico, y no ya sólo post-patriarcal, sino por encima de cualquier forma de subordinación por género.
Esta ha sido una exposición breve e incompleta, y espero en el futuro poder completarla. Pero pese a ello creo que puede resultar una buena aproximación a uno de los conceptos actuales más atávicos y en vías de extinción como es el patriarcado.