15 – M + 22 – M: ¿Cara y Cruz?

Uno se ve obligado por los acontecimientos a romper un poco la rutina y lanzarse a la improvisación mass-mediática. Y es que parece que acomodarse a una forma de actuar, o de hacer rutinario, no va ni cuadra demasiado con la vida actual, dicho en abstracto, con el movimiento de la sociedad, la información detallada en cualquier momento, la saturación del yo social, dicho un poco más concretamente. Y no me quiero hacer eco, como muchos lo están haciendo, del himno de ese Bob Dylan que cada día está más viejo y cada día sus canciones parecen más hechas a propósito de los nuevos tiempos, que están cambiando, y que siempre están cambiando. Ahora más que nunca. Y lo mejor es estar allí viendo como la trama del mundo, la trama de cordura tejida se va maleando en manos de jóvenes y no tanto que miran al presente con la clarividencia de alguién que ya ha vivido todos los tiempos. Porque se sabe lo que se quiere, y se sabe cómo hacer. Y es que se pretende que el decir y el hacer sea el mismo. Pasar a la política real, la de los ciudadanos -los políticos de Aristóteles-; y no más realpolitik. Y aunque es muy dificil juzgar los caminos de esta «revolución», y me mantengo en continua tensión con un escepticismo realista/pesimista, el movimiento está ahí, y con movimiento no sólo me refiero al «Movimiento» (del 15-M), sino a toda esa gente que está en continuo movimiento, trabajando en las plazas, y es bonito, y esperanzador.

Y ahora empieza el verdadero trabajo. Seguir con las plazas tomadas, y además, avanzar, a las casas, a los centros educativos, a los centros políticos, y crear un intenso debate, concienciar, y darle forma al ímpetu de tantos y tantos que han pasado la noche al raso en firmes proyectos. Que no sea un mayo francés cualquiera. No se me malinterprete: Mayo del 68 fue increible, pero su poderío se disipó como volutas de humo al poco tiempo, dando lugar de cabeza a los comienzos del neoliberalismo, y convirtiendo a esos protestantes que buscaban arena de playa bajo los adoquines de las calle en yuppies. Y que no sea cambiar todo para que todo siga igual -diría Lampedusa-; y que la revolución no sea cambiar unos tiranos por otros. Y aunque sea escéptico, tengo esperanzas. Será porque yo estoy ahí, no tan al pie del cañón como muchos que conozco, pero sí viviéndolo directamente, siendo testigo presencial, y activo, de todo lo que ocurre. También porque veo lo que quiero, lo que me gusta, y lo que espero de la gente cuando la miro. Seguiré trabajando, ahora que somos muchos que queremos algo distinto, y no descansaré.

Pese a todo lo descrito anteriormente, no hay duda que toda esta ilusión y esperanza puede ser sustituida de forma repentina por miedo y pavor . Puede que exagere, y exagero sin duda, pero sí es para tenerlo en cuenta, de cómo puede aparecer un movimiento como el del 15-M, humanista, por no usar otras acepciones que puedan confundir, y de golpe nos haga ver la ley del péndulo la cara contraria: la victoria aplastante del Partido Popular en la elecciones municipales y autonómicas. Han arrasado. Y, ¡Dios! que cada cual saque sus propias conclusiones, pero los próximos cuatro años los veo bastante oscuros. Y no estoy siendo apocalíptico, estoy siendo prudente y precavido. Porque conozco el camino de la derecha española, y no sólo eso, sino el camino particular de muchos de los que han subido a los ayuntamientos, su forma de pensar, de actuar, es terrorífico. Claro, que los recortes es algo que no se suele poner en los programas electorales, y puedo pecar de agorero. Pero tampoco ningún partido pone en su programa «Prometemos ser honestos»; sería absurdo, ¿no es así?

No sé qué pensar del año que se nos viene encima, hasta las elecciones generales. Lo que sí aparece es como un año importante, y movido, con necesidad de actuación, y de hacer el decir y decir el hacer. Es el momento, ha llegado el momento de hacer algo, porque no hacer nada (ya sea a favor o en contra del cambio), bueno, prácticamente es como no vivir. Pero son elucubraciones de alguien que está como un gato en una fragua, esperemos al tiempo.

Me quedo con esta imagen, esperanzadora, que es de la Plaza de la Encarnación, las «Setas», en Sevilla, en la concentración del día 20 del Movimiento 15-M. Unas 4.000 personas esperanzadas y luchadoras. Ojalá sigan.

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