– Sí… ahora me muevo dentro de un paréntesis. Me liberé del mundo hecho, y me mantengo a la espectativa por conocer lo que se presenta. Veo: LO tengo. Es mia la capacidad de mudar el modo de ser. Empezó cuando mi cueva dejó de ser mi cueva… y me sentía extraño en mí mismo. Caí en los escombros fruto de la destrucción del mundo, y me dejé sumergir para buscar en lo más hondo mi propio camino a casa y… ¿le hace gracia?
– No, lo siento. Es que eso de «camino a casa»… me ha parecido muy… «poético».
– Te hace gracia, pero no es gracioso… Todos estamos perdidos en un mar de arenas movedizas, y nos movemos constantemente en un agujero de gusano ético-filosófico que no percibimos, pero que aceptamos, y nos creemos la fábula del vórtice, nunca atreviéndonos a salir. Debemos llegar a los límites del mundo y marcar las lindes de la realidad, allí donde termina el cosmos y empieza el caos. Y en el caos ver cómo se puede generar realidad en un jarrón que se rompe, en la guerra, deslumbrando, cegando estas visiones a los llamados locos…
– ¿Y cómo podría conseguir esas «visiones» sin ser un loco? Porque ahí entran criterios en los que creo, no me muevo.
– Te tienes que sentir diferente; si no es así, no lo conseguirás… ¿Te sientes diferente? No lo quiero ni saber… pero intenta destruirte y lo conseguirás.
– Lo has llegado a conseguir?
– Y cuesta más de lo que puedes imaginar. Siempre esa antigua realidad cómoda está ahí, en conflicto. Ya la entiendes, y por seguridad, tiendes a recurrir a ella.
– Pero cambiaste esa realidad… ¿Cómo entran aquí los asesinatos?
– Digamos que fue mi justa retribución , un pago, un final sublime a ese mundo que tanto me había dado desinteresadamente… si no hubiera sido por ellos, no habría cambiado.
– ¿Por qué la muerte una «justa retribución»?
– Lea Anaximandro… Ellos mataron mi espíritu dejando un cuerpo vacío en el mundo… yo destruí sus cuerpos manteniendo sus espíritus pleno e intacto en la eternidad… creo que es justo que sintieran el mismo vacío que yo… perdiendo lo que para ellos era su verdadera razón de existir…
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